Al comienzo del juego se tiene que sacar todos los cilindros de madera (fichas de juego) fuera del tablero de juego, colocarlos sobre la mesa y mezclarlos bien. No debe ser posible ver el lado con la superficie de color. ¡Todo está listo para empezar a jugar! El primer jugador coloca el tablero de juego delante suyo y cierra sus ojos o los deja vendar con un pañuelo. ¡No hacer trampa, ya que sería desleal respecto a los demás! Ahora agarras una ficha de juego, le das vueltas, la tocas por todos los lados, palpas su superficie y tratas de memorizar lo que acabas de sentir a tientas. Ahora vuelves a colocar la pieza sobre la mesa e intentas encontrar por medio de palpación y ojos aún cerrados el campo con la superficie correspondiente en el tablero de juego. Cuando te hayas decidido por un campo, tienes que depositar la ficha que tuviste en la mano en ese campo. Ahora puedes abrir los ojos y comprobar si las superficies son coincidentes. Si coinciden las dos superficies, te puedes quedar con esa ficha. En caso contrario, se tiene que juntar la ficha con los demás cilindros de madera en la mesa y volver a mezclarlos bien. Ahora es el turno del siguiente jugador. Éste coloca el tablero de juego delante suyo, cierra los ojos y empieza a palpar una de las fichas de juego. Así se continúa jugando hasta que todos los cilindros hayan podido ser asignados al campo correspondiente del tablero.