Para los más chiquitos: el cuenco sirve como tapa, para hacer aparecer y desaparecer la bola que hay dentro, como en el clásico juego del “Cucú”, estar-no estar. Además favorecen conceptos como el llenar y vaciar, resbalar, deslizarse.
Incluye diferentes colores, de la gama de colores del arcoíris, cuya degradación permite conectar con la naturaleza.
Además, incluye una bolsa de tela de almacenamiento con cuerda para atar.
Esto las hace ideales para una primera aproximación de los niños más pequeños al reconocimiento de los colores y a la clasificación de las piezas.
Las piezas Grapat favorecen el pensamiento creativo y divergente; son clásicas de la pedagogía Waldorf y fomentan horas de juego abierto e imaginativo.
El juego libre permite a los niños llevar a la práctica la actividad que surge de dentro hacia fuera, conectándose con su deseo mas interno.
Los materiales de juego no estructurados y abiertos no tienen una forma correcta o incorrecta de ser utilizados y, por esto, no hay instrucciones de uso.
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